La esencia de Andrés Escobar regresa para recordarnos que el futbol es solo un juego
LA TimesCorría con el balón en mis manos en dirección al mar en donde me esperaban mis hermanos y amigos, me detuve un instante ante una figura espigada de cabello un poco largo, como con “colita”, y una nariz respingada. Mi familia y yo nos encontrábamos de vacaciones en la playa de El Rodadero, que está a unas cuatro millas de Santa Marta, ambas ciudades son parte del litoral Atlántico colombiano. El mediocampista estadounidense Mike Sorber lanzó un centro al área colombiana y Escobar, para evitar que le ganen la posición, se barrió para bloquear el disparo, lamentablemente el balón le hizo una mala pasada y terminó burlándose de él al meterse en su propia portería. El dolor de la eliminación fue grande, pero el dolor de ver que “mi amigo” había tenido que ver en esa infortunada jugada lo hizo más triste. El espíritu del “2” estará en Qatar y volverá para recordarnos que el futbol se debe jugar solo en la cancha, que no hay que tomarlo en serio, que es solo un entretenimiento y el momento en que la sangre se derrama en su nombre, el futbol deja de ser futbol.